martes, 10 de mayo de 2011

Finales y principios, una cosa lleva a la otra.

El principio de la historia tenía todo para ser LA historia. Una amistad, el enamoramiento que se fue dando, sin darse cuenta, y después todos los pasos: noviazgo, convivencia, decisión de formar una familia, casamiento, embarazo, familia. O sea, hasta acá todo genial, ideal, la felicidad absoluta. Pero un día te topas con lo que no quisiste ver, con lo que sospechaste muchas veces, pero nunca confirmaste (cosa que te daba aire y te hacía respirar un tiempo más). Te encontraste de golpe con una realidad paralela, o, mejor dicho, con la realidad propiamente dicha. Y sí, ahí todo se viene abajo, como se sigue?? Si tenia todo programado, perfectamente armado de acá a 50 años. Un matrimonio feliz, 2 hijos, casa, auto, perro, que explota en el aire con un "necesito estar solo". Un maldita frase, una frase espantosa!! Solo???? JA!!! Solo quiere decir "no quiero estar con vos, SOLO quiero estar con esta mina que se me cruzo y con la que me cago de risa de vos!! Perdón por el exabrupto, pero esa es la sensación en el preciso momento en el que descubrís que la persona que habías elegido, el que durante casi 10 años habló de ser correcto, de hablar las cosas de frente, te traiciona por la espalda, de la manera más baja y cobarde que existe. Te sentís usada, humillada, y con unas ganas inmensas de romper todo. Y ahí es cuando te das cuenta que no podés quedarte llorando, que hay una personita que te necesita, y que tenés que levantar el traste de la cama, lavarte la cara, y seguir adelante. Así que seguís, y al principio cuesta, aunque nadie lo note y todos te digan que estás genial (pero por dentro se te desgarra el corazón), a medida que pasa el tiempo te das cuenta que la cosa sigue, que día a día estás mejor de verdad, que las heridas de a poquito se cierran, con mimos y apoyo de los que siempre estuvieron. Y un día, vaya uno a saber por qué, te das cuenta que ya no duele esa herida, que sólo quedó una cicatriz, una marca que te va a acompañar siempre, y de la que aprendiste que la vida sigue...Y que esto sólo era el final de un capítulo, pero que por delante tenés todo un libro por escribir.

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